10:00 a.m.: despertar y ubicarme -sinceramente no terminé de enterarme muy bien de cuál era el plan cuando llegamos de madrugada... aunque, para ser francos, nunca terminé de enterarme de nada. Esbozos, esquemas o no... de algo parecido a un plan: déjate llevar y a ver a dónde.
Una de las pocas cosas que tenía clara era que moría por una ducha -aunque me producía cierna animadversión- y por una taza de té, concepto que tendría que corregir en lo sucesivo: mi gran "mug" de Golden Yorkshire Tea con una nube de leche y media cucharada de azúcar era algo que había dejado atrás. Sólo me quedaba asumirlo. Ahora té verde normalemtne amargo en minivaso y con prisas... salvo a la tarde en la terraza del café de Larbi. Prisa mata.
Rossi irrumpió en mis somnolientas reflexiones a cerca del té perfectamente fresca y sonriente. Había probado la ducha y su expresión mostraba una profunda aceptación. "Breakfast time".
Me dsipuse y, escrúpulos aparte, entré en una de aquellas "duchas" improvisadas sobre una letrina. Agua fresca y limpia y gloria! De aquel momento en adelante la ducha sería un placer a pesar de las convenciones de cucarachas que allí se celebraban, o del sapo que nos encontramos una noche Jaime, Elena yo.
El desayuno fue una maravilla, pan, mantequilla, mermelada, queso de untar, café y té. Gratificante y divertida la elección diaria entre el queso, la mantequilla, la mermelada y sus posibles combinaciones. Fiesta matutina. Y los ánimos empiezan a reestablecerse.
Después del desayuno nos dieron unas cantas instrucciones y nos lanzamos a la conquista de Erachidia. Teníamos que comprar agua, cambiar dinero, nos llevarían a visitar el zoco...
Caminamos por la calle y todo el mundo nos mira, debemos parecer un espectáculo, ó tan sólo es mi percepción. En Errachidia hay varias asociaciones de voluntarios que se dedican a hacer lo msimo que hacíamos nosotros y se ve que llevan funcionando varios años, por lo que la llegada de grupos de extranjeros con cara de perdidos en ninguna parte debe ser una estampa propia de la temporada estival... Quiero tomar fotos de todo pero a la gente no le hace gracia. A parte de la arquitectura y el encanto de la decadencia que me atrapa en imágenes visuales bastante bellas, a parte de los grandes paisajes que me embriagarán a cada paso, sobre todo me cautiva el ritmo del desfile de personajes y caracteres. El colorido de sus miradas y sus sonrisas y la armonía caótica de este pueblo. Quiero, necesito atrapar eso, pero no puedo disparar directamente a la gente. Tienen la creencia de que les robas el alma con las fotografías y cuando pido permiso suelen denegármelo. Al herrero de la foto de ahí abajo le he prometido hacerle llegar una copia, y lo haré a través de Aminne.
Mis fotos se convierten en una sucesión eterna de enfoques fingidos al infinito, o a algunos de mis compañeros que posan para quedarse relegados a una esquina ínfima de la foto; intento evitar herir susceptibilidades, lo que produce graves desencuadres y composiciones extrañas en la mayoría de los casos.
Obvio decir que la visita al banco es tediosa y lenta, al contrario que el paseo por el zoco, que no tiene nada de tediosa, y la rapidez en estos lares, de todos modos... pues no. Muchísimo calor y gente, pero no tanta como nos encontraríamos al día siguiente, por la tarde, en una escapada casi furtiva, acompañados por una de las chicas marroquíes que era también voluntaria y ayudaba con la coordinación y los juegos.
Después volvimos al colegio donde estábamos alojados y muy expectantes comimos nuestro primer "taijín": delicioso guiso de carne con ciruelas y especias y pan, acompañado de ensalada marroquí.
Todo resulta un poco confuso, francamente, en tanto a lo que hay que hacer a continuación... hay una reunión pero no aclara gran cosa. Se habla de las excursiones que haremos, durante los fines de semana y se establecen los primeros turnos de limpieza -que sufrirían modificaciones con la llegada de los voluntarios rezagados-. Estaremos adapatándonos al medio, a la cultura, conociendo la ciudad y a entre nosotros hasta el domingo que empezará el trabajo con los niños. El calor es aplastante y surge el fantástico juego de lanzar agua, que con el tiempo se convertiría en el juego de los-globos-de-agua-que-te-atacan-cuando-menos-te-lo-esperas; hacen su aparición las cariocas, las cartas y los dados como principales protagonistas del tiempo de ocio en estos primeros días, junto con la escritura de diarios de viaje y a lectura, y como no, las siestas.
La tarde va avanzando, lenta y pausada, como sin intenciones de acabar nunca y los lazos centre unos y otros se van estrechando más. Visitamos la escuela en la que trabajaremos y hacemos el camino que marcará el resto de las mañanas en Errachidia.
Después de la cena el grupo se irá a dar una vuelta por el pueblo, pero necesito un ratito para mi y decido quedarme. La escuela vacía y llena de nosotros ya. Empiezo a familiarizarme y dar el
Ada's touch al espacio que me rodea: pongo mi mirada en el sitio y elimino el extrañamiento me imagino que hago simbiosis, y sin eso no puedo adaptarme a nada... claro que con ello puedo adaptarme a casi todo.
En la pista de baloncesto algunos de los coordinadores están tumbados mirando el cielo, bajo y charlo con ellos, y con el coordinador del proyecto de enseñanza, que es profesor de Inglés. Hablamos de las posibilidades de supervivencia de un profesor de idiomas en Marruecos, y no pintan nada mal...
Termino jugando un rápido con Jaime, que es un juego de cartas muy "rápido" que me engancha bastante -salvando el hecho de que ya no recuerdo las reglas... Tomo algunas fotos nocturnas y acabo el día a las 2:13 -según el diario de viaje-.
Para
mimir un meme
del nene...
Releyendo mi diario me doy cuenta de que este es el mismo día que Jaime nos haría sus fantásticos aros de humo por primera vez y que acabamos sentados en un banco del patio contando chistes absurdos hasta que fue muy tarde...
Prometo abreviar en lo sucesivo con los posts, pero éste. pase, ya que está escrito... pasaron muchas cosas aquel "primer día", al final parecía que hubiésemos estado juntos toda una eternidad... antes de reconstruir con las notas, los e-mails y el diario, en mi recuerdo todos los recortes parecían de varios días distintos...